
No son caminos comunes los que recorres con los sonidos,
No son historias trascendentes las que cuentan los silbidos de los
árboles, pero tienen un alma, un dejo de sentimiento en el fondo,
donde cubre el cristal. Esa materia perfecta que permite el paso de la
mirada en la frágil capa se rompe al tocar. Al conocer como recorrer
el compás del canto del grillo, el poeta de los rincones obcuros que
nos transporta al momento infante de aquel campo en soledad, con la
llovizna sobre prado, y la frazada de mamá arropandote la espalda.
Dibuja la estela nocturna el trazo de tu recuerdo, en la marea de mis
ojos.
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